sábado, 9 de julio de 2016

DESARROLLO SOSTENIBLE Y ECONOMÍA AMBIENTAL



Desde un punto de vista clásico, la economía se preocupó por, o intuyó, la existencia de límites al crecimiento económico. Sin embargo, la continua expansión económica, debido al incesante progreso técnico hizo pensar que el crecimiento económico podía ser ilimitado. Es recién desde fines de los '60 y principios de los '70 que en los países desarrollados empieza a surgir una creciente conciencia de que existen límites físicos al crecimiento económico.
Si bien algunos aún cuestionan la existencia de límites en cuanto a la disponibilidad de recursos naturales, cada vez son menos los que cuestionan la existencia de límites en lo que respecta a la capacidad del medio ambiente para asimilar los residuos que generan las diversas actividades económicas.
Esto ha traído como consecuencia, el llamado a detener el crecimiento económico como único medio para controlar el deterioro ambiental. En los países industrializados, incluso, se han formado partidos políticos ("los verdes") con el objetivo de proteger los recursos naturales y reducir la contaminación ambiental.
A medida que las ideas de los "ambientalistas" se han difundido, especialmente en los países ricos, se ha pasado de la preocupación por sus problemas más inmediatos, como la contaminación de aires y de aguas, al interés por los problemas de extinción de especies (como las ballenas o el oso panda) y la destrucción de algunas zonas naturales (como la Amazonía).
En contraste, la existencia de enormes poblaciones en los países en vía de desarrollo, que se mantienen en niveles de pobreza extrema y sin satisfacer sus necesidades básicas, parece tomar la preocupación por el medio ambiente en menos acuciante que aquella de los países altamente industrializados y ricos.
Esto se debe a que, desde tiempo atrás, existe consenso en que el desarrollo económico requiere inevitablemente del crecimiento económico lo que a su vez implica un uso más intensivo de los recursos naturales y una mayor generación de emisiones contaminantes.
 
 PROBLEMAS AMBIENTALES EN EL PERÚ

Según el Informe Nacional del Perú para la Conferencia de la ONU sobre Medio Ambiente y Desarrollo, existe una diversidad de problemas ambientales en el Perú. Algunos problemas ambientales críticos son:
En el mar
Se tiene sobreexplotación pesquera de algunas especies marinas, al mismo tiempo que el manejo de otros recursos marinos, como aves guaneras, manglares y la zona costera, no es racional. Asimismo, existe contaminación marina por relaves marinos, especialmente en Moquegua y Tacna, por aguas residuales en Lima, Callao y Chimbote y por pesticidas a lo largo de la costa y a través de los ríos.

En la costa
Se observa salinización de tierras agrícolas debido a las inadecuadas técnicas de riego que afectan en mayor o menor grado al 50% de las tierras irrigadas. Las ciudades y asentamientos mineros, especialmente Moquegua-Tambo y Chimbote, muestran una contaminación ambiental acelerada. Además, los bosques secos de Tumbes y Piura se encuentran en deterioro debido a la tala indiscriminada para cajonería y carbón de leña, así como por el sobrepastoreo con cabras.
Las áreas protegidas también se encuentran en deterioro. Este es el caso de la Reserva Nacional de Paracas, en Ica; la Reserva de Biósfera del Noroeste (Parque Nacional Cerros de Amotape, Coto de Caza el Angolo, y Bosque Nacional de Tumbes); Reserva Nacional de Lachay en Lima; y Santuario Nacional Lagunas de Mejía en Arequipa.
Un problema que cada vez adquiere mayor dimensión es la expansión urbana descontrolada que genera una presión urbanizadora sobre las escasas tierras agrícolas y, al mismo tiempo da lugar a serios problemas de salubridad en los denominados pueblos jóvenes. Por último, los relaves mineros y desechos urbanos tienen una incidencia contaminante en las aguas subterráneas.

En la sierra
Se tiene deterioro en mayor o menor grado de un 75% de las tierras agrícolas debido a la erosión y la destrucción de la cobertura vegetal de protección en las laderas. A esto último contribuye la recolección de leña por la población rural de la sierra. También se produce sobrepastoreo con ovinos lo que deteriora los pastos naturales altoandinos, cuando existe la opción de la ganadería de camélidos mejor adaptados a las condiciones locales.
Los relaves y humus de la minería también afectan la sierra, especialmente en Yauli, Oroya, Cerro de Pasco contaminando las aguas y aires. Por último, las áreas protegidas de la sierra tampoco cuentan con una conservación ni desarrollo con fines turísticos adecuados.
En la Selva Alta y Ceja de Selva
La tala y deforestación indiscriminada de bosques vienen afectando a un 25% de la selva alta. Esto se debe principalmente a las políticas de fomento a la agricultura y ganadería extensiva, que repercute en el surgimiento de procesos de erosión acelerada y generalizada, de consecuencia negativa para las tierras agrícolas, la infraestructura vial y los centros urbanos.
Por otra parte, la ampliación del cultivo ilegal de coca y el desarrollo del narcotráfico en el Huallaga, el Pachitea, el Pichis, en Quillabamba, y en otras zonas, genera no sólo problemas socioeconómicos, sino que también tiene consecuencias ambientales.
Los bosques de estas zonas sufren el "saqueo" de algunas especies de alto valor, con el resultado de que éstas están desapareciendo aceleradamente, mientras que la productividad de los bosques se deteriora. Las áreas protegidas de esta zona también se encuentran en proceso de deterioro.
En la Selva Baja
También se produce la tala indiscriminada de bosques y la ampliación del cultivo de la coca y el narcotráfico. Adicionalmente, se ha iniciado un acelerado proceso de contaminación principalmente de las aguas en las zonas de extracción de petróleo. Al igual que en los casos anteriores, las áreas protegidas se encuentran en deterioro y no existe apoyo para su desarrollo y manejo con fines turísticos.

Con relación al crecimiento poblacional, no se ha señalado que éste sea un problema principal en el Perú, cómo sí se menciona en otros países en desarrollo, particularmente en Asia y el norte de África. Por el contrario, López (1992) ha argumentado que debido a que las prácticas de conservación son intensivas en mano de obra, la escasez de este recurso ha sido la principal razón para no ejecutar estos trabajos en Oaxaca y Puno.
Es evidente que la excesiva concentración poblacional en Lima, tendencia que empieza a presentarse también en otras ciudades, agudiza los problemas de salubridad y presión urbana sobre tierras agrícolas. Además, en ausencia de desarrollo económico, el crecimiento de la población también repercute en el aumento de la pobreza, lo que puede tener consecuencias ambientales negativas.

Si bien estos problemas, salvo localidades específicas, aún no han alcanzado una magnitud tal que pongan en peligro la sostenibilidad a corto plazo de nuestro crecimiento económico, lo cierto es que pueden deteriorar seriamente las posibilidades de crecimiento futuro y la capacidad de atender la satisfacción de necesidades básicas de la mayoría de los peruanos, si las tendencias actuales se mantienen.

Cabe señalar que en los últimos 23 años, el crecimiento económico ha sido prácticamente nulo y que ello ha repercutido en el incremento de la pobreza y las tensiones sociales, lo que presumiblemente, tiene un impacto negativo sobre el medio ambiente.

Figura. Imagen de años historicos.

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